Si el gato tiene la cola inmóvil pero de vez en cuando mueve su punta,
puede estar ligeramente irritado o también se encuentra en estado
pensativo, de indecisión. Pero si su movimiento es más brusco, es una
señal de enojo. Cuanto más brusco es el movimiento, llegando a dar
golpes con toda la cola, ya es señal de enfado completo y posible ataque
o huída.
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